APRECIACIONES DE UN ESPAÑOL INSIGNIFICANTE
Con el reinado de Felipe VI, dice la gente, que se avecina un cambio en la sociedad española. No lo dudo. Lo que me interesaría saber es si este cambio va a ser a mejor o a peor. La verdad es que a mis 83 años, ya he vivido unos cuantos cambios en el relevo y al frente del Gobierno de España. No todos han sido satisfactorios. Con el paso de los años y por ley de vida, he constatado que desde la 2ª Republica en Madrid, lugar en el que vine al mundo, hasta hoy, el progreso material ha sido enorme e incomparable. Pero lo que de verdad quisiera constatar, -y es lo más importante para mí y la mayoría de la gente- es experimentar que se había hecho realidad el dicho popular: " De Madrid al cielo y allí un agujerito para verlo". Mucho me temo que tal deseo, del progreso espiritual, no va a ser realidad, antes de que me llegue la despedida para siempre, de este planeta azul y del lugar cercano a Madrid en el que vivo. Esta fácil apreciación seguro que la comparten el cien por cien de mis coetáneos.¿De qué sirve tanto y tan gran progreso material, si no va acompañado del progreso espiritual, que es el que, en definitiva, hace felices a las personas?. Interesante sería conocer las razones de tan hiriente realidad. Echo mi cuarto a espadas. He aquí mi opinión. " Señores míos, tanto mi generación como otras precedentes, hemos sido estafados por bastantes de los dirigentes de esta noble nación, llamada España" o como dicen por la calle "nos han dado gato por liebre". Aquí y en todo lugar, a lo que toda persona culta o ignorante, aspira, es a vivir feliz. Ahora bien, un principio irrefutable es que nunca el ser humano puede ser feliz, dando la espalda a Dios. Si además de los escándalos de dinero, de infidelidad, de materialismo, de incoherencia, de mentiras, de leyes antivida, etc..; han intentado taparnos la boca con " derechos humanos" y silenciando "los deberes humanos" y los "derechos de Dios" etc, no cabe duda que nos han puesto en un camino equivocado que no nos ha llevado a la meta de la felicidad real y posible "así en la tierra como en el cielo". MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.
