sábado, 11 de febrero de 2012

EL VERDADERO ROSTRO DE DIOS

EL VERDADERO ROSTRO DE DIOS
Desgraciadamente aún persiste en la mente y en la
imaginación de mucha gente, una falsa imagen de Dios, que muy
poco o nada tiene que ver con el auténtico rostro de Dios, que su
amado Hijo, Jesucristo nos ha venido a revelar, haciéndose
hombre. De mil maneras y por todos los medios es ya hora de que
todos los que nos llamamos y somos cristianos nos esforcemos
en rechazar estas falsas imágenes que anidan en la mente de
muchos, y presentemos de palabra y de obra el auténtico rostro
de Dios cristiano.
Pienso, que si todavía hay gente que rechaza a Dios -el
que presenta la Iglesia o el evangelio- es porque no le conoce
suficientemente, pues es imposible rechazar a Dios, si se le
conoce debidamente.
Nunca olvidaré el consejo que un santo obispo nos daba
a los sacerdotes, a propósito de nuestra predicación: “Por favor,
os ruego, que sepáis dejar siempre en buen lugar a Dios”. Con el
Evangelio en la mano, y a modo de ejemplo, extracto unas pocas
frases donde se presenta con plena autenticidad el rostro que nos
anunció su Hijo Jesucristo.
- “Es padre de todos los hombres”(Mt 6.9)
- “Hace salir su sol sobre buenos y
malos, sobre justos e injustos (Mt 5,45)
- “Nos llama a compartir con El la vida eterna” (Jo II.25-26)
- “Dios es amor” (I.ª Jo .4.16)
- “Prefiere el amor fraterno a la ofrenda ante el altar” (Mt 5,24)
- “No pone límite a nuestros innatos deseos de superación” (Mt 5,58)
- “Mira el corazón de los hombres (Mt 6.26)
- “Sabe lo que necesitamos antes que se lo pidamos” (Mt 6.7)
- “Cuida de las flores del campo y de todo lo creado” (Mt 6.28)
- “Se hizo pobre y no tiene dónde reclinar su cabeza” (Mt 8, 20)
- “Perdona los pecados y cura las enfermedades” (Mt 9, 5-8)
- “Come con publicanos y pecadores” (Mt 9.11)
- “Siente compasión de la multitud” (Mt 9.36)
- “Recompensa hasta un vaso de agua dado por su amor” (Mt 10.42)
Me haría interminable, aduciendo citas, que cada cual puede sacar del Evangelio. Gritemos pues: “Este es el Dios de mi
salvación: en El confío y nada temo”.