ENDIOSAMIENTO
Sucede a veces que lo obvio se obnubila, el sentido común se pierde, la razón se embota y algunos poderosos enloquecen."Nadie es capaz de poner nombre al Dios inefable. Si alguien se atreve a decir que hay un nombre que exprese lo que es Dios, es que está rematadamente loco"(S.Justino).
Nada peor que un ser tan insignificante como un hombre, por poderoso, rico, rey, jefe, emperador que sea, que crea ser dios, olvidando su condición humana. El destino global de todos es la caducidad y la corrupción del sepulcro. Los mayores males a lo largo de la historia, sobrevinieron por esta locura: Nerón, Atila, Alejandro, Robespierre, Napoleón, Hitler, Stalin etc, fueron, entre otros, los que arrastraron a terribles guerras, genocidios, holocaustos y totalitarismos a millones de humanos sacrificadas en el altar de su atroz desvarío. Mucho peor aún, si tal locura cristaliza, dura, perdura y contagia a grupos, pueblos, sistemas y naciones. El poder no tiene fin ni límites.
La libertad, igualdad, fraternidad; la paz, justicia y amor verdadero han sido reclamos utópicos para el hombre de hoy y de siempre. Nadie, fuera del Dios vivo y verdadero, puede dictar lo que es bueno y lo que es malo; lo verdadero y lo falso; lo justo y lo injusto. Ni un Gobierno mundial pretender regir los destinos de la entera humanidad. Dios y solo Dios, el Uno Trino, creador, redentor y único salvador del hombre en su Hijo Jesucristo, es quien nos ha marcado el camino a seguir: " Siendo Dios, se despojó de su rango, pasó como un hombre cualquiera… Vino no para que le sirvieran sino a servir y dar su vida por todos".He aquí la clave del poder, que es servicio a los demás. MIGUEL RIVILLA SAN MARTÍN
