jueves, 11 de junio de 2015

NUESTRO MUNDO

NUESTRO MUNDO

El pastor protestante Karl Barth solía decir que él hacía la oración con la Biblia en una mano y el periódico en la otra. Una genial intuición. Para un verdadero creyente, la oración no es un escapismo de la realidad en  que se vive, sino asumir "los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren" y que encuentren eco en su corazón, al ponerse en contacto con Dios. Así lo hacen las almas contemplativas y auténticos cristianos. Lo que sucede con frecuencia, es que las tristezas y angustias de esta pobre humanidad, pesan mucho más que los gozos y alegrías que nos abruman a todos, dada nuestra radical  limitación.

A pesar de la fe, al tomar el pulso diario a la realidad de nuestro mundo que nos sirven los medios, el corazón se encoge y somos arrastrados al pesimismo, a la desesperanza o quizá peor, al pasotismo o indiferencia ante el triste panorama en que viven y mueren, millares de seres humanos en cualquier  parte del globo.

Soy, como millones de españoles, lector de prensa, asiduo radioyente en hora matinal y ocasional televidente e internauta digital. La verdad sea dicha. ¡Qué pocos motivos de alegría, paz, esperanza y optimismo, nos sirven a diario nuestros amigos periodistas! Ellos son sólo el espejo de la realidad amarga y sangrante de la vida; no la inventan, ni la pueden edulcorar a su gusto. Y aquí radica pues, su cometido más ingrato. Nuestro mundo es como es y no como quisiéramos que fuese. Lo más triste, lo peor que nos puede pasar a todos, profesionales y consumistas de  información, es el quedar o volvernos insensibles ante el cúmulo diario de malas noticias que ni podemos asumir, ni siquiera recordar, al poco de enterarnos. Por desgracia, escasean las buenas noticias. Lo que abunda y parece más noticiable, es lo que conlleva morbo, sensacionalismo, destrucción, llanto y muerte. Algunos no quieren enterarse "para no sufrir"; otros se protegen dentro de su propio caparazón, prefiriendo "pasar el rato distraídos". El fútbol, los toros, cualquier diversión les sirve para evadirse de la ingrata realidad y "no complicarse la vida, que bastante dura es de por sí". Otros no pocos, optamos por estar informados y asumir, cuanto nos es posible, el dolor ajeno. Pedimos, en medio de nuestra radical impotencia, la compasión y misericordia infinitas del Padre de todos los hombres, Dios N.S. Ante el desánimo generalizado que a veces cunde, por la marcha del mundo, elevamos nuestra plegaria de fe al Señor de la Historia, para que ponga su mano y muestre a los hombres dónde está la verdadera salida a tanto conflicto, muerte y destrucción. Imposible vivir la vida sin fe, sin esperanza y sin amor. MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.

 

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

Apartado 108

28921 Alcorcón

DNI 7576933C

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