CAMINO A NINGUNA PARTE
Hay muchos bautizados que por un placer efímero -un plato de lentejas- mal venden sus derechos de hijos adoptivos de Dios, pierden la paz de su alma y malogran su legítimo deseo de felicidad aquí en la tierra y en el más allá. Emprenden un camino a ninguna parte. Una experiencia universal se ha comprobado. Sin la amistad con Dios, nadie puede ser ni sentirse feliz. Las situaciones de infidelidad y adulterio en el matrimonio, las faltas de respeto al propio cuerpo y al de los demás, el no perdonar y guardar odio a quien nos hizo mal, así como los malos deseos, mentir, perjurar, robar, blasfemar, calumniar, drogarse,,, etc, son vías sin salida, que solo se curan con el sacramento de la confesión, el dolor y el propósito de enmienda.
Vanas son las disculpas o auto justificaciones que los pecadores ponen para no arrepentirse del mal hecho. No valen ante Dios, las justificaciones de que otros lo hacen, de que el mal resulta apetecible o de que no se pueden evitar las ocasiones de pecar etc.
Nadie sin esfuerzo (ayuno, oración y sacramentos) ha conseguido, por sus propias fuerzas, salir del pozo del pecado. Tal es y ha sido siempre la enseñanza de la Iglesia católica, que algunos juzgan debe cambiar y ponerse al día. Inútil camino a ninguna parte.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN .
