miércoles, 5 de agosto de 2015

¿VIDA TRAS ESTA VIDA?

¿VIDA TRAS ESTA VIDA?

Si hay una pregunta importante para el ser humano, por sus implicaciones personales, universales y de todo tipo, es, sin duda, ésta.Todas las religiones del mundo han tratado de dar satisfactoria

respuesta. También el cristianismo, pero éste, a diferencia de las demás, no se basa en el esfuerzo, siempre meritorio, de la inteligencia humana por descubrir los misterios arcanos del más allá, sino en la aceptación de un mensaje, revelación de una "buena noticia", que nos vino a comunicar el único hombre "que ha venido del más allá": Jesús de Nazaret.

Todo el cristianismo se basa "en esta persona", que tuvo la pretensión, se proclamó y lo confirmó con multitud de signos, pero sobre todo con su muerte y resurrección, que El era el Hijo de Dios. Vivió pobre y desconocido en un pueblecito perdido de Palestina. Nadie sensatamente niega la existencia humana de este hombre singular (ni mito, ni leyenda, ni ficción). No escribió una sola línea. Tan sólo habló, no de política, ni de revanchismos sociales, sino de Dios Padre de todos y de amor. "Pasó haciendo el bien a todos", sin distinciones. Murió abandonado de todos,  crucificado  como malhechor, en Jerusalén. Su muerte -uno de tantos ajusticiado por los romanos- apenas llamó la atención. Desnudo, sin bienes, hijos, familia, sin amigos, que le abandonaron, traicionaron y

negaron, hecho burla de sus enemigos, los influyentes y poderosos de su mismo pueblo, y con la aparente indiferencia de Dios su Padre, que no intervino para librarle del terrible y humillante trance de la muerte. Sus palabras, sus hechos y su ejemplo, han estado y siguen vivos en generaciones y

generaciones de millones de hombres y mujeres del mundo entero. Se le recuerda, se le ama y se le sigue como hace veinte siglos. La historia humana está dividida en "antes y después de El".

El problema básico que suscita esta figura singular no radica sólo en aceptarlo como un hombre extraordinario, un líder religioso, un profeta, un maestro de moral, etc., sino "si era algo más que un

simple hombre".

Esta es la cuestión. Jesús el crucificado sigue preguntando a cada persona:"¿Quién decís que soy yo?". La respuesta personal no ha sido, es, ni será nunca objeto de la ciencia o conocimientos humanos. "Sino de fe".

Veinte siglos llevamos los cristianos, millones y millones de hombres, mujeres, jóvenes, niños,  ancianos, en todas partes y de mil modos y maneras, anunciando su muerte y proclamando su resurrección. La Iglesia,a través de todos los siglos, cree y anuncia a todos que "Jesús es el Hijo de

Dios, igual, consustancial y Unigénito del Padre". En todos los templos cristianos del mundo, todos los domingos, y con los labios y el corazón, todos confesamos nuestra fe en Cristo resucitado de entre los muertos y que vendrá un día como Salvador de toda la humanidad. "Este es el núcleo y el meollo del mensaje cristiano".Los primeros que comenzaron a propagar esto con su palabra, vida

y muerte fueron aquellos mismos que le negaron, le traicionaron, le dejaron sólo y no se fiaron de El: sus discípulos. Cuando todos pensaban que todo "había sido un rotundo fracaso", tuvieron, personal y colectivamente, una experiencia que les transformó sus vidas: el contacto con su Maestro vivo y

resucitado. Entonces, y sólo entonces, creyeron en El y dedicaron sus vidas a ser testigos de este acontecimiento.,.Tal actitud se llama fe; es decir, confiar ciegamente en Jesús, verdadero Hombre y verdadero Dios; fiarse de su persona y de sus palabras en todas las circunstancias de la vida.

La fe, amigos míos, nunca es fruto de conocimientos, de estudios ni de evidencias, aunque hay solidísimos y racionales motivos para creer.

Termino con estas sencillas palabras de la liturgia de la Iglesia:"Aunque es cierto que la fe es un regalo de Dios, jamás la niega a aquel que le busca con sincero corazón y con humildad."

Conclusión: Todos los creyentes creemos en la vida tras esta vida, porque nos fiamos de la persona y palabras de Jesús, que, para nosotros, es Dios. Ni más , ni menos. Esto es todo.

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

 

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

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