EL REGALO MAYOR DEL RESUCITADO
¡No estamos solos¡.Tenemos con nosotros la fuerza del Espíritu de Jesús. El fruto más granado de su muerte y resurrección. El ha sido derramado sobre
El Espíritu Santo convocó y sigue convocando a la unidad a todos los creyentes, repartiendo admirablemente sus siete dones y carismas para el bien de la entera comunidad cristiana.
Hoy como en otras épocas, sigue palpándose por todas partes la acción del E. Santo. Principalmente anida en el corazón de los creyentes, pero los frutos de su acción se hacen perceptibles por doquier en los movimientos, grupos, instituciones, asambleas y personas de buena voluntad que se empeñan en trabajar por la paz, por la justicia, la unidad, la solidaridad y fraternidad de los hombres. Es de lamentar que para muchos cristianos, siga siendo “el gran desconocido”. No es suficiente saber que hemos sido bautizados en el Espíritu Santo. Es preciso abrir de par en par las puertas de nuestro corazón a su acción santificadora y vivificadora . ¡Ven Espíritu Santo y renueva la faz de la Tierra¡.