miércoles, 29 de mayo de 2013

DE RODILLAS, SEÑOR, ANTE EL SAGRARIO

Las joyas como las perlas son para guardarlas y conservarlas. Las joyas musicales son para enseñarlas y cantarlas. La Iglesia española tiene dos joyas musicales. Dos himnos eucarísticos estrenados en los Congresos Eucarísticos de Madrid (2012) "Cantemos al amor de los amores"  y el de Barcelona (2052) "De rodillas, Señor, ante el Sagrario". Ambos han pasado al acervo musical del Pueblo de Dios por la belleza de su letra –verdadera confesión de fe- en la presencia de Dios en la Eucaristía y la inspiración de sus melodías. Pocas composiciones de las que se cantan hoy en las iglesias de nuestra piel de toro, pueden parangonarse con esos dos himnos plenos de dignidad y fervor.

En anterior artículo traté del himno "Cantemos al amor de los amores" que ha sido cantado  por generaciones de cristianos y sigue tan actual al cumplirse un siglo de su estreno. Distinta suerte ha corrido el otro himno, cuyo autor, José María Pemán, uno de los literatos –poeta, dramaturgo, escritor, periodista- más eximios del pasado siglo, se ha tenido marginado por la izquierda laicista, a causa de su publica y declarada confesión de patriotismo y catolicidad. Tal actitud sectaria y laicista no es justa y creo que ha llegado la hora de reivindicar la difusión por parte de los responsables diocesanos de Liturgia y de los Adoradores Nocturnos de difundir por todos los medios un himno precioso, popular, confesante y de plena actualidad. No quisiera terminar esta pequeña glosa escrita en la señalada fecha del Corpus Christi, sin trascribir no la música cosa para mí  imposible, sino la letra del genial autor José Mª Pemán. He aquí la letra del mismo para no olvidarla:  

"De rodillas, Señor, ante el sagrario que guarda cuanto queda de amor y de unidad, venimos con las flores de un deseo, para que nos las cambies en frutos de verdad.

Cristo en todas las almas y en el mundo la paz (bis).

Como estás mi Señor en la custodia  igual que la palmera que alegra el arenal, queremos que en el centro de la vida reine sobre las cosas tu ardiente caridad. Cristo en todas las almas….

Tiradas a tus plantas las armas de la guerra, rojas flores tronchadas por un ansia de amor, hagamos de los mares y la tierra como un inmenso altar.(bis).

------Sería necesario escuchar este bellísimo himno con la música y cantado por una buena coral. MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.  

 

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

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