sábado, 29 de diciembre de 2012

LO QUE MÁS NECESITAMOS TODOS

 

LO QUE MÁS NECESITAMOS TODOS HOY Y SIEMPRE

El ser humano, esencialmente es un ser necesitado. En lo espiritual y en lo material.  Al tener que experimentar las carencias de la vida,  hoy tan dura y problemática, son incontables las personas que se agobian, se hunden y hasta se desesperan. No ven futuro a su existencia. Un acudir a Jesús podría ser  la solución a sus vidas achatadas. Dice la Sda. Escritura: "El Hijo de Dios, siendo rico, quiso compartir nuestra vida, para enriquecernos a todos". La carencia esencial de la vida no es solo  lo que se compra con dinero, sino el carecer de fe, esperanza y caridad.

Veamos un trozo del Evangelio. Conocido es el relato del paralítico curado por Jesús (Lc 5, 17-27). Estando rodeado de gente por todas partes en una casa, era imposible el acceso a su persona. He aquí que unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico para que lo curase, = carencia de salud y de movilidad. No encontrando sitio, subieron al terrado, le descolgaron con la camilla a través de las tejas y le pusieron ante Jesús. Viendo su fe les dijo : "Hijo, tus pecados quedan perdonados y luego..  Levántate, y anda". Al punto, dice  S. Lucas, se obró el milagro, ante el asombro de todos,  de la curación  de su alma y de su cuerpo.

Este signo, bien  podría ser el paradigma de la situación de gran parte de la sociedad, de las familias y de las personas. Se hallan paralizadas, entumecidas, por el mal. Necesitan todos absolutamente todos, ponerse en contacto  con Dios, con su Hijo Jesús. El es el único que puede dar a todos sin distinción,  no sólo la salud corporal, sino la espiritual. Pero se precisa el encuentro previo con Jesús por medio de la fe. Y es aquí donde radica la gravísima carencia del hombre actual. El materialismo se impone como una barrera y un muro en todos los aspectos de la vida actual.

Sólo la mano de Dios, puede sanar y salvar al hombre y a la humanidad. La fe personal en Dios y el reconocimiento del mismo en la sociedad, en el mundo entero, es el requisito indispensable para ello. Sin la fe no hay salida posible para las personas, las familias, las instituciones, la sociedad y el mundo global. Grave responsabilidad la de quienes tenemos el don de la fe, si no trasmitimos con nuestra vida la fe recibida, profesada y vivida, para que otros puedan acceder al único que es la Luz del mundo, el Camino, la Verdad y la Vida. En el Año de la Fe: "Señor creo. Aumenta mi fe".

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.

 

 

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

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