LOS TESOROS DE LA IGLESIA
Conocida es la anécdota que se lee en la biografía del mártir S. Lorenzo. Era diácono del Papa S.Sixto. Fue llamado ante el Prefecto de Roma, Cornelio Secularis para que le entregara los tesoros, que se decía, poseía la Iglesia católica. Lorenzo le citó para el día siguiente. Le presentó en un recinto un grupo de mendigos, lisiados, enfermos, pobres y gente necesitada: "Estos son nuestros tesoros. Tomadlos". Airado el pretor le contestó: "Pagarás esta burla como mereces". Mandó preparar un horno ardiendo y que fuese asado en él como un animal. Así fue el martirio de S.Lorenzo, oriundo de Huesca.
Han pasado los siglos, e idéntica requisitoria persiste contra la Iglesia de Roma. Cuántos turistas han reafirmado su increencia, al visitar el Vaticano, las basílicas romanas y ver la riqueza de museos, edificios religiosos, jardines etc, con las cuantiosas obras de arte que en ellas se muestran. ¡Con el hambre que hay en el mundo¡...Una y mil veces se repite la acusación como un disco rayado. Lo de siempre. No entraré al trapo de este escándalo farisaico. Dejo su réplica en mejores manos y conocimientos que los míos.
Solo formulo una pregunta, a modo de conclusión: ¿Por qué creen algunos ser justo y verdadero el arremeter y denigrar a la Iglesia católica con estos manidos argumentos?.
Hoy como ayer y siempre, los verdaderos tesoros de la Iglesia están en las personas más pobres del mundo. Nadie, fuera de los cristianos, se arremanga para echarles una mano.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.
