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LA IGLESIA DEL SEGUNDO MILENIO
Repasando algunos de mis muchos papeles que he venido emborronando a lo largo de mis casi 30 años de sencillo publicista católico, me he topado con el presente escrito que brindo a los lectores de este medio, por si puede servirles de algo. Lo escribí en los comienzos del siglo y quizás tenga algún valor orientativo para más de uno. Sugiero estas 6 proposiciones a mi madre la Iglesia católica, en los inicios del milenio.
1- Como el criterio a seguir con las vocaciones a la vida religiosa y a los
ministerios, nunca debe ser la cantidad, sino la calidad ,( incluido el sacerdocio ), NO ADMITIR A NINGÚN CANDIDATO, que no esté dispuesto, con la ayuda de Dios, a una entrega total y de por vida, a su santo servicio. Razón: Dios no se muda y se lo merece TODO.
2- Eliminar - tras atento examen- toda indecisión en los consagrados, ya en los votos temporales.
3- Equiparar las congregaciones y órdenes masculinas en el primordial deseo a la SANTIDAD a las femeninas; sobre todo a las contemplativas, que, en general, son más modélicas. Sí a la autenticidad y a la coherencia.
4- Persuadir e instar a todo católico a participar plena y activamente en la eucaristía, no solo los domingos, sino los días de diario. Sin eucaristía no hay Iglesia, ni tendremos cristianos de verdad. Que se perciba claramente que los cristianos nos hemos tomado en serio LA LEY DEL AMOR.
5- Reflexionar y concienciarse todos de la formidable e inigualable riqueza, contenida en los textos litúrgicos que usamos, para la santificación personal y formación de los fieles.
6- Hacer una piña todos en torno a la autoridad del Papa y de los Obispos, sin fisuras ni contestación pública. La Iglesia no es democrática.
La obediencia a la legítima autoridad constituida, siempre será el distintivo del buen católico
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN