MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA
Sucede a veces que lo más obvio se olvida y lo más concreto se difumina, al no darse la necesaria y debida importancia. Si para muchos bautizados, el Decálogo se transgrede, conculca y trivializa por comodidad, egoísmo, irreflexión o falta de predicación de los
pastores; nada digamos del olvido práctico, que una gran mayoría de bautizados tiene de los
Mandamientos de la Iglesia de la que forman parte.
Según esta penosa realidad, hay que insistir,"oportune et importune", en catequesis, charlas, predicaciones, publicaciones etc, que los mandamientos de la Ley de Dios como los de la Iglesia, están hoy como ayer, en pleno vigor. Los viejos catecismos de Ripalda, Astete y el CIC, así lo enseñan, subrayan y exigen su cumplimiento, como medios seguros de agradar a Dios, cumpliendo su voluntad y santificarse.
Basta echar un vistazo a cada uno de los 5 mandamientos de la Iglesia, para ver y evaluar la vida personal y comunitaria de los cristianos actuales. El precepto dominical que manda oír misa entera los domingos y fiestas de guardar ni es apreciado, ni valorado y se le da de lado por cualquier fútil razón o autojustificación. Con honrosas excepciones el elemento juvenil está ausente de la participación en la eucaristía dominical. Otro tanto dígase de la obligación grave de confesar los pecados mortales una vez al año, en peligro de muerte o se ha de comulgar (¡?). ¿Y qué decir de lo de comulgar por Pascua de Resurrección y del ayuno eclesial?. ¡¡Vaya panorama¡¡. Si esto dejase tranquilos a los pastores de la Iglesia católica, no cabría augurarla mucho futuro, salvo un milagro de la gracia. Menos sociologismos, humanismos baratos y predicar mucho más los MANDAMIENTOS.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN