viernes, 23 de noviembre de 2012

CONMOCIÓN MUNDIAL POR UNA MINUCIA

CONMOCIÓN MUNDIAL POR UNA MINUCIA

Cualquier internauta, armado de paciencia, podrá comprobar la ridícula conmoción mundial que se ha obrado en los medios (prensa, radio, televisión, editoriales, tertulias, comentarios, conversaciones, interpretaciones a gogó.. etc) en el mundo entero, por una frase que no aparece en el libro "La infancia  de Jesús"  del Papa Benedicto XVI,  puesto a la venta el día 21/11/12 . Muy pocos medios, a juzgar por  Internet, han permanecido callados ante el inaudito evento. ¡Lo que son las prisas¡

Jamás de los jamases, se ha producido un fenómeno semejante en la historia de esta desnortada humanidad. Sin haber leído casi nadie el libro, se han publicado toda clase de descalificaciones, ataques, diatribas, posturas encontradas, extremistas, en pro y en contra de este bluf bibliográfico y editorial y de su benemérito autor.

Piensa uno, pobre cura de pueblo,  si algún día se sabrá quién, por qué, en qué momento ante la venta de dicho libro, encendió la mecha de este polvorín, cuyo resplandor brilló e iluminó el planeta azul, en este Día verdaderamente "histórico". Quedará en los anales de la Historia Universal como la noticia más grande jamás contada y divulgada.

Ni que el Papa hubiese anunciado el fin del mundo, o el inicio del Apocalipsis, o la 4ª guerra mundial, o la llegada de extraterrestres invasores de nuestro planeta o el fin de la Historia. Nada de eso. Solo escribió literalmente lo siguiente: " El pesebre, hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y Nuevo Testamento, relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna remitiéndose a Isaías 1,3: "El buey conoce a su amo y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende". Esto es todo. La inaudita noticia.

Pobre Papa, que quizás pasará a la historia, como "el papa que nos robó la mula y el buey del belén". Todo por una frase, que lanzó un avispado publicista, merecedor del Premio Nobel del marketing. Corrió como la pólvora, causando el pasmo y conmoción global. Esperemos que no la pena y disgusto, de un destacado teólogo y hombre de Dios,  S.S. Benedicto XVI.  Buena muestra de cómo se escribe la HISTORIA.

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.  

 

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

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