El "OBISPO" JUSTO Y SU CATEDRAL
Me ha llamado poderosamente la atención, a la vez que me ha desconcertado no poco, el ver publicado en Religión en Libertad (21/ 11), un video sobre el autor, señor Justo, factotum de la "catedral" de Mejorada del Campo (Madrid). Tocado con un solideo rojo en su cabeza -aditamento propio y exclusivo de los obispos católicos- con unas fotos de su singular obra, " su catedral", ideada y construida durante más de 40 años por sus manos y casi a sus expensas, manifiesta: "Yo soy de Cristo, no de nadie". Tal frase del señor Justo, a quien en los inicios de su impresionante obra, tuve el gusto de conocer y entrevistar allá por los años 70, resume la trayectoria vital, humana y de fe de todo un cristiano, lleno de amor a Dios y a su madre la Sma Virgen del Pilar, a quien dedicó su catedral. Me confesó entonces, que al dejar el convento de frailes –él era hermano lego-dedicó la herencia de sus padres a comprar un terreno en Mejorada y día tras día –sin más conocimientos, estudios ni títulos de arquitectura-que los que tenía en su cabeza, emprendió la obra que ahora causa admiración a cuantos la visitan. Al ver y alabar lo que iba construyendo, cual otro Robinsón Crusoé aislado por el mar de la indiferencia de propios y extraños, pronostiqué que este hombre –caso único en el mundo- o era un loco de atar o un santo de altar.
Un loco, ha demostrado de sobra no serlo. "Por sus obras los conoceréis", dijo Jesús y ahí está su catedral aún inconclusa, para admiración de cuantos la visitan. ¿Tal vez un santo?. Sólo Dios lo sabe. A su tiempo –cuando se marche de este mundo- se le hará justicia y reconocerán su mérito todos. También por parte de aquel o aquellos que en plan de broma o de chanza, le pusieron "el gorro" de obispo en su cabeza.
Dos preguntas como final: ¿Le enterrarán a Justo en el recinto de su catedral?..¿La autoridad competente, se hará cargo para el normal culto, de la catedral de Justo?. Sea lo que sea siempre quedará como referente, en estos tiempos de frialdad e increencia religiosa, el testimonio perenne de "La catedral del señor Justo".
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.
