miércoles, 5 de febrero de 2014

JESÚS NO PUDO HACER ALLÍ NINGÚN MILAGRO.

JESÚS NO PUDO HACER ALLÍ  NINGÚN MILAGRO.

Tal expresión la encontramos en el Evangelio según S.Marcos (6.1-6). Creo que precisa aclaración, para no caer en un falso literalismo. He aquí lo que dice el texto sagrado sobre la visita de Jesús a Nazaret con sus discípulos: "Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: "¿De dónde saca todo eso?.¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos?. ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y Joset y Judas y Simón?.¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí?.Y se escandalizaban a cuenta de él. Les decía: "No desprecian a un profeta más que en su tierra y en su casa". No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos, imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe". Sin fe, el milagro carece de sentido. Los vecinos de Jesús, no tenían fe ni en su persona, ni en sus palabras, ni en su actuar. "Jesús anunciaba el Reino de Dios con signos y palabras", pero sus convecinos no le dieron crédito. Les era incomprensible la sabiduría que manifestó en la sinagoga; el atribuirse, el cumplimiento de la profecía de Isaías  que leyó ante todos, diciendo: "Hoy se cumple esta profecía".    

Jesús era el Hijo único del Padre, era el mesías esperado, era el anunciado, en  la profecía de Isaías, era "el cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Sí que era todo eso, pero los nazarenos "tenían ojos y no veían, tenían oídos y no oían." Quedaron en su ceguedad y sordera espiritual.

Hoy, después de tantos siglos, cabe preguntarse también ¿Por qué hay entre los hombres actuales, tantos que oyendo el mensaje de Jesús y conociendo su figura no creen en él?.

La falta de fe es un misterio que solo Dios conoce, pero que no libra de responsabilidad tanto a los que creen en Cristo, como a los que le rechazan. La respuesta quizá esté en el evangelio de Lucas (2, 33 ). En boca del anciano Simeón: El niño "está puesto para que muchos caigan y se levanten y sea como un signo de contradicción". Sí, Jesucristo ha sido, es y será siempre signo de contradicción para gan parte de la humanidad.

MIGUEL RIVILLA SAN MARTÍN    

 

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

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