"YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN"
Tal fue la respuesta que la Señora que se apareció repetidas veces a Sta.Bernardita Soubirous en una gruta a orillas del rio Gabe en Lourdes y que la vidente dejó así escrita: "Le pregunté varias veces quién era, a lo que me respondía con una leve sonrisa. Por fin, levantando los brazos y los ojos al cielo me dijo: "Yo soy la Inmaculada Concepción".
Al constar el grado de corrupción y degradación moral, a que amplios sectores de la sociedad española han llegado, tanto hombres como mujeres, salpicando incluso 1o más bello del mundo,
que es la infancia, se echa de menos, con imperiosa necesidad, que alguien totalmente diferente, nos reconcilie a todos con la dignidad propia de la condición humana y la de hijos de Dios. Se ha llegado en el aspecto moral, a tocar fondo. El asco, la repulsión y la saturación por tanta suciedad que nos envuelve, están clamando por una recuperación de los valores espirituales.
El culto desaforado al cuerpo, a lo material e instintivo, nos ha llevado, a un callejón sin salida. La pureza, la castidad la virginidad, la fidelidad..., son valores que no cotizan. En su lugar priman el desenfreno, la lujuria, la infidelidad, el adulterio, la corrupción y la mentira.
Ante tal panorama, hay que concluir que no es esto lo que se busca. Es algo noble, limpio incontaminado y puro lo que se anhela. Si ese algo no existiese, habría que crearlo. Pero, he aquí, que por gracia y providencia de Dios, ese ideal y modelo único e inigualable de pureza ya existe y no es otro que su propia madre María Inmaculada. Ella está puesta por Dios, no sólo como ideal inalcanzable al que tender, sino como madre amorosa que tiende su mano a todos sin distinción. Quiere llevarnos hacia la fuente de vida y salvación que es su divino hijo Jesucristo. Por favor, no despreciemos esta mano amorosa y bendita. La necesitamos.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.
