SIN DIOS VAMOS RETRO TODOS
En España hemos desplazado a Dios de las leyes, de la vida social y hasta, en muchos casos, de la vida familiar y personal. Ahora comprobamos con desilusión que no hay Dios que nos ponga de acuerdo en casi nada. La vida actual, en muchos aspectos de lo político, de lo social, de lo económico, se convierte en una Babel, donde cada uno va a lo suyo, sin entenderse con los demás. Apenas hay quienes buscan el bien general y la unidad. Tantas cabezas, tantos pareceres. Tantas personas, tantos objetivos. Tantos grupos,
tantos intereses. Tantos partidos, tantas disensiones. Tantas ideologías, tantos desencantos. Tantas autonomías, tantas frustraciones. Tantas "patrias chicas", tan poco Estado… y lo que es peor...¡tan poca ESPAÑA!.
Cada uno a mirarse el ombligo, cada político a forrarse, cada partido a lo suyo, cada autonomía a sacar tajada. ¡Y así nos luce el pelo¡. No iremos muy lejos. Mucho hablar de solidaridad, de unión y de nacionalismos, pero los comportamientos son del todo egoístas y provincianos. La antigua España, una, grande y libre, hoy es un reino de taifas, pequeños, cegatos e insolidarios. Si Dios no lo remedia y los políticos no reaccionan, vamos por un camino regresivo que nos llevará a ninguna parte. ¿Remedio?. Cada uno tendrá el suyo. Quien esto escribe no tiene otro que el volverse a Dios (CONVERSIÓN) a nivel personal, familiar y social. A Dios le tenemos bastante preterido y arrinconado. Hemos buscado otros sustitutos. Nos han fallado. Dios es y será siempre el mejor aglutinante de nuestras comunes aspiraciones.
España será cristiana o no será. Al futuro me remito.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.
