TIEMPO DE CUARESMA
ASÍ OS DICE HOY EL PROFETA JOEL:
Dice el Señor Misericordioso,
que os espera como Padre bueno
al final de vuestros caminos errados:
Convertíos a mi de todo corazón.
No tanto con ayunos, llantos y lutos,
sino en la lucha del día a día
por romper vuestro corazón de piedra
y hacer nacer otro corazón de carne.
Rasgad los corazones, no las vestiduras.
¿De qué os sirve no comer carne
y hartaos de pescados costosos?
¿Qué sentido tiene el color morado
de vuestras liturgias rutinarias
si no hay en vuestro corazón
un deseo de cambiar y de caminar,
de rasgar la superficie de vuestra vida
y encontrar vuestro auténtico corazón de carne?
Convertíos al Señor Dios vuestro
porque es compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad.
El no es un Dios que se arrepiente de sus amenazas
porque El nunca amenaza:
El espera siempre al pobre hombre
que regresa de sus caminos errados.
Y espera siempre sin amenazas...
El siempre nos bendice y nos acoge.
Tocad la trompeta hoy en el mundo,
convocad a todos los hombres,
proclamad la bondad de Dios,
su corazón lleno de perdón y de esperas.
Reunid a los ancianos,
a los que tienen el cuerpo cargado de años
o el corazón cargado de días.
Para Dios no hay ancianidad irreversible.
El siempre puede convertir
vuestra carne vieja en carne de niño,
vuestros desánimos y cansancios
en esperanza de juventud.
Congregad a los muchachos y a los niños,
a los que se abren con ilusión a la vida.
Dios espera mucho de ellos;
tienen una misión que cumplir en la vida
y no dejarse arrastrar por la vulgaridad...
Salga el esposo de la alcoba
y la esposa del tálamo.
Quizá puedan convertirse al amor
reabrir el diálogo roto,
y el amor ya ajado...
Dios que es Amor
es también la fuente e impulso de su amor.
Y que lloren los sacerdotes
entre el atrio y el atar...
Que lloren sus incoherencias y errores,
las cargas que imponen a sus hermanos
y ellos mismos no pueden soportar.
El señor Dios de perdón
tiene también una palabra de perdón
para aquellos que tanto han perdonado
en el nombre de su Dios
Y que todos juntos hoy digamos:
"Perdona, Señor, perdona a tu pueblo"
Y que oigamos su palabra bendita:
"Convertíos y creed en el Evangelio".