SIN TIEMPO PARA REPARAR EL PASADO
Hay personas que alardean ante otras, de que a ellos no les preocupa el futuro; que lo
importante es vivir a tope el presente, tratando de ser felices. Lo único que tenemos. Hay que puntualizar que tal postura vital- aparentemente atractiva- es poco convincente y poco satisfactoria. Tal actitud, en efecto, no es la más conveniente ni beneficiosa para quien la asume. Todo el mundo admite que el hombre- criatura racional- es el único ser consciente de su finitud temporal, que más pronto o tarde llegará, con el hecho inevitable de su muerte.
Otra premisa indiscutible es que "mientras hay vida hay esperanza" para rectificar, cambiar
y convertirse. No se trata aquí solo, en el aspecto trascendente del vivir, de cambiar de rumbo. Se trata de REPARAR el mal, que a lo largo de la vida- por maldad, prepotencia, egoísmo o despreocupación etc, todos hemos cometido. Ningún creyente duda que "al final de la vida nos examinarán del amor" y que "cada uno dará cuenta del bien o mal hechos". Precisamente aquí radica el quid de la cuestión: ¿Cómo remediar o reparar el mal cometido, si falta el tiempo y con él se acaba el libre albedrío?. Lo mismo que en el aspecto material no es postura coherente ni sensata, el dejar pasar el tiempo sin remediar las causas que llevan a la ruina económica, sino que las atajará, antes de la inevitable desgracia; así debería hacerse para que la muerte no sorprenda con las manos vacías y con el peso de todas las miserias y pecados que se han hecho a lo largo de la vida. ¡De sabios es el rectificar y reparar a tiempo, el mal hecho¡. MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN
