LOTERÍA DE DIOS
Vivimos la generalidad de los humanos tan inmersos en el acontecer diario, que abarca, sobre todo, lo inmediato, las prisas, las ocupaciones y preocupaciones materiales, la lucha por la
Manipulados hábilmente, por toda clase de propagandas políticas, consumistas, hedonistas, ponemos la meta primera en el tener, comprar, ganar o disfrutar de las efímeras satisfacciones que nos ofrece la sociedad actual.
Nos equivocamos de medio a medio. La verdadera felicidad no está en el dinero, (¡pobre hombre aquel que sólo tiene dinero¡) ni en el lujo, el poder, la fama, el derroche, sino en vivir día a día contento con uno mismo y con los que nos rodean. ¡Ahí, y sin ambicionar ni envidiar a nadie¡.
En la lotería de Dios todos jugamos y a todos nos toca más de lo que apreciamos. ¿Hay algo mejor que la vida misma, que el disfrutar de salud, de trabajo, de los hijos y amigos, de la paz de conciencia, de la fe y esperanza en el más allá?.
Si lo pensáramos bien no nos cansaríamos,- hablo de creyentes- , de dar continuas gracias a Dios, porque en su lotería ha dispuesto premios incomparables en esta vida o en la futura para todos los hombres de buena voluntad.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTÍN. Alcorcón