CON TIEMPO PARA REPARAR EL PASADO
No son pocas las personas que alardean ante otros, de que a ellos no les preocupa el futuro; que lo importante es vivir a tope el presente, tratando de ser felices, lo único que tenemos. Hay que puntualizar tal postura vital- aparentemente atractiva- y seguida por muchos. Tal actitud, no parece la más conveniente ni beneficiosa para quien la asume sin más ni más.
Todo el mundo admite que el hombre- criatura racional- es el único ser consciente de su finitud temporal, que tarde o pronto llegará con el hecho inevitable de su muerte, sobrevenida en su corta vida terrena. Otra premisa indiscutible es que "mientras hay vida hay esperanza" para rectificar, cambiar y convertirse. No se trata aquí solo, en el aspecto trascendente de la vida, de cambiar de rumbo. Se trata de REPARAR el mal, que a lo largo de la vida- por maldad, prepotencia, egoísmo o despreocupación etc, todos hemos cometido. Ningún creyente duda que "al final de la vida me examinarán del amor" y que "cada uno dará cuenta del bien o mal hechos". Precisamente aquí radica el quid de la cuestión: ¿Cómo remediar o reparar el mal cometido, si falta el tiempo y con él se acaba el libre albedrío?.
Lo mismo que en el aspecto material no es postura coherente ni sensata, el dejar pasar el tiempo sin remediar las causas que llevan a la ruina económica de una persona, sino que las atajará, antes de la inevitable desgracia; así debería hacerse para que la muerte no le sorprenda con las manos vacías y con el peso de todas sus miserias y pecados que ha podido hacer a lo largo de su vida. ¡De sabios es el rectificar y reparar a tiempo el mal hecho¡.
