jueves, 17 de abril de 2014

VIERNES SANTO

VIERNES SANTO

La religión cristiana no es, como a veces aparece a los ojos de los no entendidos, una exhibición de lutos, dolor, sufrimientos y muerte. Ni siquiera en la liturgia del día de Viernes Santo, en que la cruz aparece como el signo principal y central de la celebración, se refleja este sentido tristón y derrotista.

La cruz es signo de dolor, de humillación, pero también lo es de victoria y de salvación. El Viernes Santo conmemora la Iglesia la Pasión y muerte del Señor. Una piedad no bien orientada puede llevar a un estéril

sentimentalismo, que se queda sólo en lo superficial. Tal sería aquel sentimiento exclusivo de compasión hacia los padecimientos de Jesús, que tanto sufrió por nosotros (¡pobre Jesús!). Y que me mueve al llanto y a querer consolarle. Esta fue la postura de las mujeres de la Pasión a quienes Jesús, viéndolas llorar en su encuentro con ellas, les dirigió estas palabras: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!. Y se pondrán a decir a los montes: ¡caed sobre nosotros! y a las colinas: ¡cubridnos!. Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?" (Lc 23,28.33). Es evidente, que Jesús, ni antes ni ahora necesita nuestra compasión. Lo que él quiere es que

su pasión y su muerte no hayan sido inútiles para nosotros. MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

 

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

Apartado 108

28921 Alcorcón

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