DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS
Muchos fieles católicos olvidan en su vida de fe esta frase de Jesús en el Evangelio. Pese a todas las consideraciones, insistencias y urgencias de los pastores de la Iglesia, sobre la grave obligación de participar los domingos en la Eucaristía, la realidad es que hacen caso omiso, incluso de lo mandado por el Concilio Vaticano II en su Constitución Sacrosantum Concilium sobre la sagrada Liturgia, en su nº 106. Helo aquí literalmente copiado: "La Iglesia, por una tradición apostólica, que trae su origen del mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón "día del Señor" o domingo. En este día los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la Pasión, la Resurrección y la gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios, que los «hizo renacer a la viva esperanza por la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva" (1 Pe, 1,3). Por esto el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No se le antepongan otras solemnidades, a no ser que sean de veras de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico". Al hacer letra mojada tal mandato, no es extraño palpar la mediocridad y hasta pasotismo de tantos fieles católicos, que se justifican al decir que ellos son cristianos pero no practicantes.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.
