EL VI
Son muchos los humanos que con anticipación y sumo interés, ya durante el curso del año, van preparando, obedeciendo a reclamos de la propaganda, su viaje de vacaciones. Desean conocer y disfrutar ignotos lugares, sitios maravillosos y tener experiencias inolvidables y placenteras con personas de otras culturas.
Nada que objetar a esta decisión que algunos pueden hacer realidad, máxime entre los que tienen una economía saneada. Cruceros por todos los mares, viajes al Caribe etc.., no están al alcance de todos. Ahora bien, entre los mismos humanos, son escasos los que se preocupan de la preparar el gran viaje sin retorno, que absolutamente a todos, nos aguarda con la muerte, al final de la vida. Aquí no vale la improvisación ni la suerte. Cada persona durante toda su vida, ha de preocuparse de este viaje que le aguarda y del equipaje que llevará para el mismo. Nada material podrá nadie llevarse. Absolutamente todo – (personas, cosas y bienes materiales) –se tendrán que quedar aquí, para disfrute de otros. Sólo se podrá llevar el bien o el mal, que cada uno haya hecho en su corta vida. De personas sensatas es no dejar lo inminente para ese momento.
Con este viaje entraremos en la nueva dimensión de la eternidad, al finalizar el tiempo.
Concluyo mi reflexión con una frase de Jesús en su Evangelio, que a nadie podrá dejar indiferente: "¿Qué le importa al hombre ganar el mundo entero si malogra su vida?".
Ahí queda lo dicho para el que lo quiera meditar. MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.
