EL ARZOBISPO DE TANGER Y LOS INMIGRANTES
En el día de los inmigrantes conviene recordar unas palabras del
Arzobispo de Tánger, extractadas de la revista Mundo Negro nº 602.
"Yo siempre fui muy ortodoxo y muy conservador creo que aún lo soy, y eso me hacía centrarme en la doctrina, en el pensamiento
Marruecos me ayudó a centrarme en el hombre. En el hombre como destino, principio y fin del Evangelio, como justificación de la encarnación. La revelación de Dios se da en el hombre. Él ha querido poner en el hombre su propio destino. Son estas las cosas que no hubiera descubierto mediante una reflexión teológica si no me hubiese encontrado con el hombre en Marruecos: que Dios es para siempre hombre. Eso yo lo sabía antes, pero de otra manera"..
A la pregunta ¿Qué solución se le ocurre al tema migratorio?. He aquí su respuesta : "Soluciones yo no tengo. Habría que pensar cómo eliminar primero la corrupción en la política. Me refiero a los países de origen, pero eso no está en las manos de ningún pobre como nosotros. Como Iglesia, ese poder de cambiar las estructuras o las instituciones no lo tenemos en ningún sitio, gracias a Dios, porque si no crearíamos otras estructuras y otro poder a nuestra medida, y estaríamos igual de mal, o peor. Yo no quiero tener ese poder ni que la Iglesia lo tenga jamás; que solo tenga el poder de servir y de amar. La solución de los problemas, en cambio, pasa por el camino de las sociedades hacia la solidaridad si no queremos hablar del amor, por un camino hacia la austeridad personal y colectiva. Se trata de que aprendamos a vivir con dignidad y posiblemente con poco."
Tales palabras se comentan por sí solas y nos cuestionan a todos los cristianos.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.