LA PLENITUD DEL AMOR HUMANO
Hay una conocida frase de S. Agustín que, bien entendida y practicada, resume todo lo que cualquier persona desearía experimentar en su vida.
Es la siguiente: “Ama y haz lo que quieras”. Esta frase encierra en sí todo el meollo del mensaje cristiano, la religión del amor.
En efecto, nadie que ame de verdad podrá nunca obrar el mal. Ni contra Dios a quien respetará y amará sobre todas las cosas; ni contra su prójimo a quien respetará del mismo modo. Sin respeto, pues, es imposible un amor auténtico.
Lo verdaderamente difícil en materia de amor, es ser sincero con uno mismo y ante Dios, conocedor de los más íntimos secretos de nuestro corazón. A veces, al socaire y bajo capa de amor, se esconden torcidas intenciones de utilizar a los demás para la propia satisfacción egoísta, carente de respeto y de amor.
La palabra más usada y hermosa de nuestro común léxico “amor”, se adultera y se prostituye, camuflándola así en su expresión oral, como en la propia vida.
Solo la persona que en sus relaciones sabe respetar y buscar el bien ajeno, es el que ha entendido el sentido y la plenitud del auténtico amor.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN. D.N.I.
S. Bernardo 101 28015 MADRID
