SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
He aquí un sacramento de la Iglesia, en gran parte devaluado. Líbreme Dios de criticar o juzgar a nadie; pero a la vez, resulta imposible dejar de constatar la responsabilidad de cuantos intervienen (obispos, párrocos, agentes pastorales y confirmandos) en la previa preparación y administración de este sacramento, en el que todos creemos se nos da, de un modo especial, el don del Espíritu Santo.
No es el caso de entrar aquí en el controvertido problema, de cuándo se debe celebrar la confirmación; bien, a una edad temprana -después de la 1ª comunión, como parte de los
sacramentos de iniciación cristiana, o a una edad más tardía, con adolescentes, jóvenes, adultos, más maduros, conscientes y responsables.¡¡ Videant episcopi¡¡.
Lo que sí parece público y notorio es afirmar y constatar de hecho el bajo índice de perseverancia en su vida y práctica cristiana (¿testigos de Cristo?) de los admitidos y confirmados, tras el día de la celebración.
No se trata de imponer nada a nadie (ni a padres ni a hijos, para que procedan con entera libertad) pero sí de ser conscientes de los pocos y flojos resultados logrados, tras años de preparación catequética, que no se corresponden ni en perseverancia en su fe de los confirmados, ni en renovación y vitalidad de las comunidades cristianas y parroquiales, con la nueva savia juvenil de estos cristianos confirmados.
En general, las comunidades cristianas las forman, hasta ahora, fieles ya mayores, en las que se nota la ausencia de jóvenes de ambos sexos. ¿Es éste o no, un problema importante y serio para todos cuantos nos sentimos cristianos?. Si se dejan correr las cosas tal como están, habría que concluir que la coherencia cristiana es una virtud que brilla por su ausencia, lo que casi resulta imperdonable.
Es verdad que el futuro de la Iglesia no está en el número y cantidad de sus fieles, sino en la coherencia, testimonio y santidad de los mismos. Todos pedimos y deseamos que los cristianos confirmados lleguen a ser luz, sal y levadura para el mundo y verdaderos "TESTIGOS" de Cristo en sus ambientes normales. ¡Adelante y manos a la obra con la ayuda y gracia de Dios, Espíritu Santo¡
