ARTURO FERNÁNDEZ DECEPCIONÓ
En el apreciado programa de Intereconomía tv, "Doce mujeres sin piedad" de la pasada semana, le tocó el turno de someterse al inquisitorial interrogatorio de las féminas, al conocido artista Arturo Fernández. Con la simpatía, naturalidad y gracejo características del "eterno galán", fue contestando con desparpajo, ante la audiencia, a toda clase de preguntas, de las que salió bien parado, dada su maestría y "saber estar" en el oficio de las tablas como consagrado e indiscutible actor.
Demostró, pese a sus muchos años, estar en plena forma física y espiritual. Las buenas maneras, la educación, el saber estar y tratar a toda clase de personas, independiente de ideologías partidistas, le granjeó la simpatía de todos.
Con justicia le calificaría con la merecida vitola de "excelente persona", con quien de siempre, es grata la convivencia y el diálogo. No ocultó sus sentimientos amorosos, su adhesión patriótica a la derecha, su amor a los suyos de siempre-especialmente a su madre, hijos y esposa- pero, a mi modo de ver, casi al fin del programa, mostró su talón de Aquiles.
Al responder a una pregunta religiosa y comprometida de una de las jóvenes, tras evidenciar el cariño de por vida para con sus seres queridos, a quienes no podía olvidar, le hicieron la pregunta concreta "de si creía y esperaba volver a verlos algún día". Antes de responder, se le notó el azoramiento y nervios, con un calculado silencio para luego responder negativamente. Ignoro lo que en esos momentos pasaría por su mente, pero su contestación hay que calificarla de poco cristiana y coherente.
Si hay algo comúnmente aceptado, creído y proclamado por todo cristiano a lo largo de 21 siglos, es la profesión de su fe, radicada en la persona y resurrección de Cristo. Sin ella pese a estar bautizado, ser excelente persona, y mostrar simpatía por todo lo religioso - católico, hay que concluir que esa manifestación negativa de lo hay detrás de la muerte física, nada tiene que ver con la fe de la Iglesia católica.
