domingo, 22 de abril de 2012

SUCEDANEOS DEL VERDADERO DIOS

SUCEDANEOS DEL  VERDADERO DIOS

Hay  una experiencia universal que atañe a todos los humanos. Toda persona está hecha para el infinito. Sus apetencias, ideales, carencias y necesidades, no se llenan con nada ni con nadie. Solo se colman y se calman con el Ser infinito, al que llamamos Dios. El santo obispo de Hipona, Agustín, lo dejó muy bien expresado,  en aquella genial frase: "Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti". Somos como el polvillo de hierro que se siente irresistiblemente atraído por el imán.

Cierto es que hay objetos o personas que, momentáneamente, se interponen entre Dios y el corazón de sus criaturas, pero nunca dan la plenitud de dicha anhelada y gratificante.

Por muchos esfuerzos que se hagan y por muchas veces  que se intente,  no hay ningún  sucedáneo,  que reemplace a Dios, bien absoluto para el hombre, en su corazón.

La gran mayoría de las personas se contentan con la búsqueda y posesión efímeras que les dan ciertos sucedáneos, materiales o no, que encontraron  en el camino de sus vidas. La Biblia los llama "ídolos" que suplantan en parte, al Dios creador, al Dios amigo, al único capaz de plenificar el alma humana. Sería interminable y un esfuerzo casi inútil, tratar de enumerar los principales sucedáneos de Dios en el corazón de los hombres y en su entorno social. Es más, cuando alguno de estos ídolos o sucedáneos, se ha  instalado en el corazón de los humanos, casi siempre produce un creciente malestar que enturbia el alma, privándola de paz, alegría y felicidad verdaderas.

Sin afán exhaustivo, me atrevo a enumerar algunos sucedáneos más frecuentes hoy día, en la vida de los cristianos y creyentes :

- El ansia de poder político por el servicio a Dios y al prójimo.

- El trato y relación adúlteras por el amor a la familia.

- La evasión o diversión desmedidas por la entrega y el sacrificio.

- El juego enfermizo (ludopatía) por la escucha del Evangelio.

-La adhesión  a las sectas por la pertenencia a la comunidad cristiana.

-Los placeres de la carne por la práctica de la oración y de los sacramentos.

- El preferir el dinero y egoísmo por la adoración y amor a Dios y al próximo.

-El buscar el aplauso y la fama por la sencillez de la vida en Dios y con Dios.

-El dar culto a Satanás por la adoración, práctica y obediencia  a la Ley de Dios.

-El conocimiento de ideologías políticas por el conocimiento del Evangelio.

Invito al lector a que complete la lista con otros sucedáneos que conozca.

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN. Alcorcón DNI 7576933C