LOS AUTÉNTICOS COMUNISTAS
Es una falacia mayúscula el creer y propalar que los seguidores de Marx y Engels inventaron la doctrina, desarrollada y seguida por Lenin y sus continuadores, de que la historia no es otra cosa que una lucha de clases, regida por el materialismo histórico o dialéctico que conducirá, tras la dictadura del proletariado, a una sociedad sin clases ni propiedad privada de los medios de producción. En otras palabras, que el comunismo es una doctrina que propugna una organización social en que los bienes son propiedad común. Tal teoría dio lugar a la revolución marxista con millones de víctimas en el mundo entero y con ríos de sangre, allí donde se quiso implantar. Mucho tuvo que ver en este proceso el lema de la Revolución francesa de "Libertad, Igualdad, Fraternidad". Hoy podemos afirmar que el comunismo ha sido un total fracaso en todas partes.
Muchos siglos antes de que nacieran Marx y Lenin, lo mismo que los seguidores de la Revolución francesa, sin violencia, sin odios ni revanchismo y de hecho se hizo realidad por los primeros cristianos, seguidores de la enseñanza y ejemplo de Cristo, el único y auténtico comunismo que se ha dado en la historia humana.
He aquí lo que cuenta el libro sagrado de la Sagrada Escritura "Los hechos de los Apóstoles" al respecto, tras la desaparición y ascensión de Jesucristo a los cielos en el siglo primero: "En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo; lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenia. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno…"(Hch.4, 32-37).
Este modo de vivir y convivir en paz, teniendo todo en común, sin odios ni violencia, se ha vivido y todavía se vive, en muchos sitios de la tierra en pequeñas comunidades que creen, adoran y aman a Jesucristo el Hijo de Dios, resucitado entre los muertos, que ha hecho posible el único y auténtico comunismo que se ha dado en este mundo egoísta y materialista. Este es el auténtico comunismo y no el de Marx, Lenín o el de la Revolución Francesa, que ha producido los deplorables resultados con la esclavitud, con el odio, con ríos de sangre y con la lucha de clases.
