sábado, 21 de abril de 2012

RELATIVIZAR TODO

RELATIVIZAR  TODO

Un cristiano consciente y bien formado, debe aprender a relativizar todo en su vida. Es decir, debe dar la importancia y el puesto debido a cada cosa, persona o acontecimiento.

En una situación de naufragio- caso del Titanic- o de un incendio, tsunami o terremoto, es una necedad preocuparse del dinero, las joyas o bienes materiales  y no salvar la vida, que es lo principal. Pues bien, el cristiano reflexivo vive como el que está de paso en este mundo. Sabe que camina por la vida esperando lo definitivo, el encuentro con Dios, y procura que los bienes caducos y terrenos, no aparten su mente y corazón de la meta de su existencia, que es su salvación eterna y trascendente.

El tener presente la jerarquía de valores en la vida, es una actitud sabia y prudente que nos hace dar el valor(relativizar) a todo cuanto constituye el entramado de la existencia.

Cuántas personas se sienten atrapadas, desconcertadas y frustradas por los eventos de cada día, propios, ajenos o del entorno en que viven. Se angustian, se deprimen y no son felices, al no lograr paz, sosiego y tranquilidad de conciencia. El tener y poseer es para ellos algo esencial y al no lograr nunca la plena satisfacción, malogran su vida y hacen muy dura la vida de los demás.

Por el contrario, tenemos en la hagiografía cristina, innumerables ejemplos de personas santas y sencillas, que fueron y vivieron felices, adaptándose a la sabiduría infinita que dimana de la Palabra de Dios escrita en la Escritura o en la boca y ejemplo de Jesús.  

No se trata aquí, ni decimos que haya que  despreciar, ni mucho menos, lo temporal, lo físico, lo corporal y todo cuanto constituye la   realidad que nos envuelve. No somos ni superhombres ni espíritus. Caminamos con los pies en la tierra en busca de lo eterno. Necesitamos la salud y el dinero; el alimento y el vestido; el trabajo y el descanso; la familia y a los demás, SÍ…; pero sin hacer de ello lo principal, lo prioritario y lo esencial del vivir.

Se cuenta que cuando el emperador Alejandro Magno, fue a ver al filósofo Diógenes, que vivía en un tonel a la intemperie y le preguntó si necesitaba algo de él, la respuesta fue afirmativa: "Sí, que no me quites el sol".

Jesús de Nazaret que nació pobre, vivió pobre y murió desnudo, le dijo al joven rico que si quería vivir feliz para siempre, que "vendiese todos sus bienes,  se lo diese a los pobres y que así tendría un tesoro en el reino de los cielos".

Madre Teresa de Calcuta-toda una vida entregada a los más pobres de los pobres- tenía este lema de su actuar: "Todo lo que no se da, se pierde". ¿Cuál es el lema de tu vida?.

MIGUEL RIVILLA SAN MARTÍN.    

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN

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